Brujería

Las brujas, siempre con una denominación femenina, corresponde a representarse como un ser malévolo que atenta contra sus coetáneos de forma vil y malintencionada. En lugares más recónditos y lugareños se encuentran relatos que se aproximan más a éstas creencias.  Las apariciones de estos seres se les atribuye sobre todo en las festividades de solsticio, danzando y charlando entre ellas en fechas señaladas, dado el aislamiento, los vecinos de alrededores interpretan estos actos como reuniones de aspecto siniestro con la finalidad de hacer el mal. Ante el miedo a sus intenciones, los vecinos de las zonas tomaban medidas con rituales de protección convirtiendo su hogar en un foco místico. ¿No es una conducta idéntica?, evidentemente, los elementos místicos y esotéricos forman parte de la condición y creencia humana donde alimentan la conducta y la imaginación cultural, ya que las noches simbólicas como son los solsticios representan una trascendencia cultural en las creencias que contribuyen a proporcionar a los representados una esfera de gran nivel de salud y buen augurio.
La estética de la bruja, o lo que se les refiere, son elementos de gran relevancia en concepto simbólico ya que revela su naturaleza. Útiles como el clavo, la navaja y la ropa puntiaguda se les asemeja una condición masculina como símbolo simbolizante, figura que muestra un dominio.
Aunque también hay aspectos benévolos de pequeños colectivos de brujas que viven en aldeas y se le es reconocido su poder. Es la mujer que vela por la salud de sus vecinos y por la fertilidad de las tierras, consuela y bendice a los desamparados y claramente constituye ser antítesis de la bruja cruel que he descrito al principio.


En coexistencia con el presente la palabra bruja no contiene un cuerpo físico existencial, se le asigna esta interpretación a todo aquél o aquella que en otras visiones o percepciones denota unas conductas u acciones que se asocian ha ciertos tipos de vida. Las brujas son las culpables de provocar males físicos a individuos adultos y sobretodo a menores de edad. El Enganido es una patología asociada exclusivamente al raquitismo de los niños, su extrema delgadez y desnutrición, esta causado por la brujería y el “mal de ojo”. Estas tipologías del mal son siempre atribuidas a las personas de mal hacer en consecuencia por acciones determinadas o envidias hacia las brujas. El Aire constituye a ser otra patología atribuida a las brujas, provocadora de facilitar el contacto con insectos y reptiles como arañas, alacranes y culebras; claro está, que es una denominación rural posible y genérica a los casos por proximidad a focos de contagio.


La persona considerada bruja es fácil de identificar, ya no sólo porque emite una serie de comportamientos que alteran la concordancia cotidiana de la comunidad, sino por sus estancias en horas consideradas inadecuadas en fuentes o caminos secundarios en bosques a altas horas de la noche; casi siempre mujeres, son etiquetadas y acusadas de malhechoras y brujas. La estructura social juega un papel determinante. Las acusaciones de bruja-hechicería sería una práctica común para arropar venganzas de tipo personal. En resumen, para profundizar en el concepto y la utilización del vocablo bruja, se ha de sumergirse en la estructura mental que radia toda su expansión y en clara discordia con otros términos como son las sabías. Las brujas se sitúan en una espiral de odio y malas prácticas que contribuye a reforzar los enfoques místico-esotéricos de los individuos, sopesando la dualidad en la línea del razonamiento de los humanos que singulariza la brecha entre el bien y el mal con substancial carácter empíreo. 


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