El Ajedrez en la Edad Media

El ajedrez es sin duda alguna uno de los juegos más longevos que ha permanecido inherente hasta nuestros presentes días. De época a época, de generación en generación, de persona a persona, ha sido transmitido de forma cultural y popular por el total de la geografía de los continentes consolidándose como uno de los juegos en tablero por excelencia, donde dos ejércitos luchan por capturar al rey contrario aplicándose capacidades y características que existen desde la expansión de los hombres: Estrategia, Táctica y Tiempo.




El ajedrez fue uno de los elementos culturales que acompañó el expansionismo territorial de los árabes omeyas de Damasco. Entre finales y principios del siglo VII y VIII, el califato omeya de Damasco había proseguido con su objetivo de asimilar a los reinos autónomos del norte de África bajo el control fiscal y territorial, empresa de la que se encargarían de ejecutar sus principales clientes: los Muladíes. En 711 dos comandantes del califa de Damasco Al-Rashid, Musa y Tarik, prosiguieron su expansión hacia el norte adentrándose en los dominios del reino visigodo en la península ibérica. Éste suceso histórico permitió la entrada de un nuevo influjo en Occidente donde se estableció un contacto abierto de vinculación y transferencia siendo permeable de influencias culturales entre el Occidente cristiano y el Oriente musulmán.
Las fuentes medievales nos indican que hacia el siglo XI y XII ya existe una gran difusión del ajedrez sobre la Europa Occidental. Relatos provenientes de Al-Ándalus o la Chanson de Rolan muestran el ajedrez como un elemento cotidiano y de entretenimiento entre las personas más veteranas y más sabías, por lo que perdura y se mantiene la concepción que se tiene del ajedrez como un juego que ayuda a potenciar las capacidades intelectuales. El ajedrez fue en la Edad Media un elemento para que nobles caballeros sedujeran a las damas. Las reglas del juego eran muy distintas a las actuales, el juego era lento, sin dinamismo y la pieza que conocemos como la "dama" no tenía la funcionalidad que conocemos actualmente. Las partidas eran largas y permitían establecer largas conversaciones y comidas mientras se buscaba la combinación brillante. Digamos que jugar una partida de ajedrez sería lo que encontramos hoy en día sobre los problemas de ajedrez: "Blancas juegan y ganan", donde participaban las dos personas en su resolución. El hecho de que se destaque la habilidad ajedrecística de la pareja de amantes sirve para poner de manifiesto las cualidades superiores que poseen ambos: su aguda inteligencia. (Alfonso X 1941: 4 y 6)




Las novelas artúricas son un gran ejemplo del empaque del ajedrez durante la Edad Media. El texto de Lanzarote del Lago escrito por Jean Bodel en el siglo XII nos deja un brillante relato: "Transcurridos catorce años, la doncella le pidió al hermano de Ban que inventase un nuevo juego, y él creó un ajedrez mágico de extraordinaria belleza y riqueza al que nadie logra vencer. Lanzarote desea jugar, gana la partida, y se lo envía como regalo a la reina con un caballero". El texto de Lanzarote del Lago es un magnífico ejemplo de la asimilación del ajedrez en el siglo XII, donde los poemas y cánticos de la época tienden a manifestar elementos de la actualidad que los rodea. 
Alfonso X el Sabio, rey de Castilla y Galicia entre 1252-1284, dejó para la posterioridad un magnífico ejemplar denominado Libro de Ajedrez, dados y tablas. Un texto de 98 páginas y 150 ilustraciones donde describe los juegos de época tanto en Castilla como de los territorios musulmanes. 

La pieza de la dama demarca un paso evolutivo dentro de las líneas tradicionales del ajedrez. Referencias en los textos de Carmina Burana del siglo XIII, indican la importancia de la dama en el tablero, aludiendo que la perdida de la pieza es una partida casi acabada. La inclusión del potencial de la dama en el ajedrez se debe al homenaje a Isabel La Católica. El texto de Lucena o el poema valenciano Scachs d´amor, escritos en el siglo XV, detallaron las nuevas reglas del ajedrez que serían las que conocemos en el presente. Las nuevas reglas se extendieron rápidamente por todo el continente europeo bien entrados el siglo XVI, donde los imperios ultramarinos de las potencias europeas se encargarían de difundir el ajedrez a sus colonias de Latinoamerica y América del norte.


"Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada 
reina, torre directa y peón ladino 
sobre lo negro y blanco del camino 
buscan y libran su batalla armada". 

Jorge Luis Borges



   





  

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